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newsletter

Todavía no encuentro una palabra mejor y me molesta un poco que tenga que ser en inglés la verdad, pero es que «boletín informativo» simplemente tiene bouquet a organismo público y aunque podría decirse que, dentro incluyo — sí — las últimas novedades, tampoco es exactamente el principal objetivo.Sin embargo, el término está ya tan extendido que intentaré no explicarlo y seguir adelante; escribo, pues, una newsletter desde 2019 como acompañamiento de lo que fue Prosa Ojerosa.Prosa Ojerosa comenzó siendo una suscripción literaria a domicilio en la que priorizaba la literatura de autoras y se fue convirtiendo en una especie de seudónimo bajo el que escribir — aunque nunca escondiera mi nombre—, como un alterego amable que necesitaba su propio espacio.Con el paso del tiempo me di cuenta que «prosa» no es algo que soy, sino algo que escribo, es —quizás, y por ahora — el nombre de la newsletter que envío más o menos cada quince días.

O, puedes dejar tu correo en el siguiente apartado para recibirlas:

sobre mí

En las contadas veces que logro excusarme de la mesa mientras las adultas comen, es la hora de bailar, siguiendo la coreografía de un videoclip que están pasando, mientras me miro en el espejo de cuerpo entero de la habitación de mis padres.Tengo los labios pintados y, mucho me temo, que esto no ha sido supervisado por ninguna de las posibles dueñas del pintalabios; ni tampoco es la primera vez que esta práctica toma lugar.Me arreguindo del televisor de la pura emoción del momento y, probablemente con el objetivo final de besar a la artista o de estar a su altura. En consecuencia, se me viene el televisor encima.Causo conmoción entre los comensales y, tras confirmar que mi integridad física no está comprometida, me preguntan qué estaba intentando hacer. Me encojo de hombros. Me remarcan lo peligrosos que han sido mis actos.Si el ambiente es sombrío, me mantengo inalterada y por el contrario me siento satisfecha, convencida como estoy de que, con el golpe, he recibido los dones por parte de un televisor con franjas de colores y en interferencia.

Mi nombre es Adriana, y aquello pasó en algún momento entre 1985 y 1990. Lo que ha pasado entre 1990 y hoy, también ha tenido su impacto. Pero por razones de brevedad, dejaré muchas fuera.Tengo apuntado comentar que siempre he preferido la letra
«a» en minúscula y que lo puntiagudo de la mayúscula me resulta casi amenazante. AmenAzAnte. Tal vez eso te diga algo sobre mí.
Si lo que buscas es una bio más «formal» podría decir que soy una persona con una práctica creativa en torno a escribir, leer, coser y registrar. He creado y facilitado talleres bajo una mirada feminista. En julio de 2025 terminé un proyecto en el que cosí una colcha con la ropa de mi mamá, lo que me ha generado también un interés por el arte textil y los trabajos de documentación personal y archivo.Aunque el internet me ha permitido llevar algunas de estas prácticas a más, en general, pretendo favorecer y habitar espacios no opresivos por lo que creo en la importancia de un internet descentralizado y en diversificar nuestros canales de comunicación.

¿Quieres que trabajemos juntas? ¿Quieres iniciar una conversación? ¿Decirme que pasaste por aquí y algo te inspiró? Puedes contactarme aquí

escritura

Escribo sobre economía de la atención y consumo, sobre envejecer, cambiar y migrar que, a veces podría parecer la misma cosa y también sobre las autoras que he leído últimamente.Este es el blog completo.Por otra parte, ahora mismo estoy escribiendo algo todavía sin forma, por lo que si quieres ser atestigüante de ese proceso desestructurado, te puedes apuntar a esta lista prácticamente secreta.

¡hola!

Ya que algo te ha traído hasta esta sección, me encantaría estar en contacto. Desde que no me comunico tanto via instagram, este tipo de espacios cobran todavía más importancia.Así es que son bienvenidas reflexiones, preguntas sinceras, invitaciones a trabajar juntas y demás asuntos que no se me hayan ocurrido listar aquí.